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Ariadna Edo: «Mi objetivo es el Europeo y quiero volver a subir al pódium»

Actualizado: 6 abr 2018

La nadadora castellonense conquistó un bronce en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, una experiencia que es como «tocar el cielo»


Azahara Beroy | Castellón | 16-02-2018 | 18:30h

Ariadna Edo Beltrán (Castellón de la Plana, 1998) empezó a nadar con tan solo 3 años y, poco a poco, se fue enamorado de este deporte. Al principio, la castellonense entrenaba en el Club Aquàtic Castelló, pero cuando abrieron la Piscina Olímpica, Edo se pasó al CN Castalia Castellón. Más tarde, con 13 años, se pasó a la natación adaptada debido a que unos años antes se le diagnosticó que sufría la enfermedad de Stargardt, una distrofia macular juvenil. No obstante, más que un inconveniente, para Ariadna Edo esto significó una motivación para superarse constantemente.


En la actualidad, la nadadora tiene en su haber 5 medallas de oro en el Campeonato de España absoluto por clubes de Natación paralímpica en 2014, 4 oros en el Campeonato de España de Natación Paralímpica por selecciones autonómicas en 2015, una medalla de plata en el Open Internacional de Berlín 2015, una presea de bronce en el Campeonato del Mundo de Glasgow en 2015, un bronce en los 400 metros libres en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, y 4 preseas de plata en el Campeonato del Mundo de Natación Paralímpica de México en 2017.



-En algunas ocasiones ha comentado que empezó a nadar a los tres años porque sus padres le apuntaron a una escuela de natación. ¿Pero qué es lo que le cautivó de este deporte para continuar en él?

-Aparte de que de pequeña ya cogí la natación como algo especial porque era el único deporte que hacía y es el que siempre me han dicho que se me ha dado bien, lo que más me aferró a la natación es que cuando empecé a nadar más en serio, empecé a hacer más amistades. Eso me ayudó porque mis compañeros iban a campeonatos autonómicos y me motivaba.


Además, cuando me cambié al club en el que estoy ahora (CN Castalia Castellón) lo que más me ayudó fue el compromiso que me puse con mi entrenador. Para mí no era ninguna obligación, sino que encajé muy bien con él y eso me comprometía a mí misma a hacer las cosas bien, a entrenar más y a que mi entrenador estuviera contento con mi trabajo. Y encima cuando me pasé a este club también hice muchas amistades y nos motivábamos entre todos, y eso es lo que más ha hecho que le cogiera muchas ganas al deporte en general.



-Con 8 años le detectaron que sufría la enfermedad de Stargardt, pero no fue hasta 2013 cuando empezó a competir en la natación adaptada. Desde entonces no ha dejado de acumular éxitos deportivos. ¿Pero qué dificultades siente que tiene al sufrir dicha enfermedad ocular?

-Realmente no lo puedo saber al 100% porque no sé exactamente cómo nada una persona con visión y no sé qué sensaciones tiene, por lo que es muy complicado compararlo. Al fin y al cabo el hecho de estar separados olímpicos y paralímpicos tiene que ser porque sí que afecta algo. Muchas enfermedades de la vista afectan a la visión, es decir, es como si nos quitasen zonas de todo el campo que tenemos y, por tanto, es como si sólo viéramos por trozos, más reducido o más borroso, o incluso por un ojo sí y por el otro no. Entonces eso a la hora de percibir y, sobre todo, a la hora de llegar a la pared o de ver a tus rivales afecta, aunque no sabría compararlo del todo porque nunca he sabido cómo ve una persona normal, o si en algún momento he llegado a ver al 100% no me acuerdo porque ha sido algo progresivo. La sensación es como si te fuesen poniendo capas de papel traslucido en la vista y, en consecuencia, no vas con la misma seguridad nadando que una persona que ve bien.



-En 2016 decide cambiar su vida para trasladarse a Madrid para poder entrenar en el Centro de Alto Rendimiento. ¿Qué le impulsó a tomar esta decisión?

-Porque en 2015 empecé a competir a nivel internacional, en un primer momento en el Open de Berlín y ese mismo verano en el Mundial donde ya gané medalla, entonces ya veía más cerca y más posible el hecho de poder ir a unos Juegos. Además, el año anterior falté bastante a clase en el colegio que iba en Castellón por el hecho de que estuve fuera por los campeonatos y sabía que me iba a costar aprobar. Y aquí en Madrid sabía que me iban a poder compatibilizar mucho mejor los estudios con los entrenamientos porque aquí el instituto al que iba a ir estaba justo en el Centro e iba a ser todo mucho más cómodo. Además, al ver que podía ir a unos Juegos, quise poner toda la carne en el asador para poder ir en condiciones y eso es lo que me impulsó a ir a Madrid.


El problema de Castellón es que allí era todo una vida más normal, entonces era yo la que me tomaba en serio lo de ir a entrenar e iba a las 06:30h de la mañana, luego a clase y al salir iba otra vez a entrenar, y al final era un poco cansado. En cambio en Madrid lo tenía todo más cómodo y más distribuido a lo largo del día, así que sabía que la decisión de ir a Madrid iba a ser por y para los Juegos con el fin de intentar hacerlo lo mejor posible.



-Cómo se prepara una, tanto a nivel profesional como a nivel personal, para afrontar una competición de gran calibre como fueron los Juegos Paralímpicos de Río 2016?

-Lo cierto es que eso es algo que tengo que aprender, porque a la hora de competir es muy importante tener la cabeza súper bien puesta y estar muy segura y con mucha confianza. Y es verdad que en el momento en el que estaba en los Juegos no la tuve al 100% debido a la situación. Al fin y al cabo eran mis primeros Juegos, tenía 18 años, me jugaba una medalla y hay muchas cosas alrededor que influyen. De hecho, yo tenía muy poca experiencia porque empecé a competir en 2013, pero fue en 2014 cuando empecé a ir a campeonatos de España y a finales de 2015 fue cuando fui a mi primer campeonato internacional, y en 2016 ya me planté en unos Juegos. Además también era el primer año que estaba fuera y sacrifiqué muchísimas cosas por tomar esa decisión. Entonces se me juntó todo y fue muy complicado porque tienes que afrontar mucha presión.


Sé que en los Juegos no competí todo lo bien que me hubiese gustado competir, pero es muy complicado afrontarlo muy bien. Así que es algo que tengo pendiente y en lo que estoy trabajando para poder llegar a Tokio en el mejor estado psicológicamente, además de físicamente.



-Además, no sólo participó en esos Juegos, sino que se colgó una medalla de bronce en la modalidad de 400 metros libres. ¿Cómo recuerda aquella final y el momento de subir al pódium?

-La verdad es que estaba súper nerviosa ya en la cámara de salida. Además, en el momento en el que estábamos ya a punto de salir, que nos llamaban uno a uno, se me pasaron mil cosas por la cabeza y muchas de ellas eran negativas, de ahí que tenga que preparar mejor eso. Lo cierto es que se te ponen los pelos de punta porque es una sensación totalmente inexplicable, y es que ir a unos Juegos es tocar el cielo y es algo que tienes que vivir para poder saber lo que se siente. Además recuerdo la final con un poco de angustia porque recuerdo que estaba nadando y no me veía bien y no me encontraba bien. Sí que veía a mi rival en algunos momentos y veía que se me iba muy lejos, y siendo sincera a los 200 metros yo veía que estaba perdiendo la medalla y que no la iba a poder conseguir.


Sabía que mi rival flojea al final, pero me sacaba tanto que no me podía imaginar que la iba a coger. Sí que es verdad que en los últimos 100 metros me dije a mí misma ‘sólo quedan 100 metros, haz lo que puedas’. Entonces empecé a tirar y aun así vi que me seguía sacando bastante y en el último viraje ya es cuando me dije ‘a muerte’. A partir de ahí empecé a apretar porque se me acababa el tiempo, y no es que tuviera la esperanza pero no la llegué a perder nunca. De repente vi un poco de espuma de mi rival y, a falta de 25 metros, decidí que si la había podido alcanzar hasta ahí, podía superarla. Supongo que hice la llegada de mi vida y la gané por 8 centésimas. Después he visto el vídeo mil veces y he visto que ella dio la brazada antes, pero yo la di más rápida y eso es lo que me hizo ganar. Sin embargo, en ese momento no tenía claro que había ganado, porque como habíamos ido tan igualadas y no veía el crono, no lo tenía claro. Además, sabía que no había nadado bien la prueba y no había conseguido el tiempo que me hubiera gustado conseguir. Salí de la piscina y fueron mis entrenadores los que me dijeron que había ganado medalla, y nos pusimos a llorar de la emoción e, incluso, mi entrenador me cogió y me dio un abrazo tan fuerte que me levantó del suelo y todo. Luego me dijeron que había remontado 4 segundos en los últimos 50 metros y me quedé flipando.


La verdad es que lo recuerdo como una remontada muy épica y es algo que muy poca gente ha hecho, así que lo recuerdo como algo anecdótico. En el momento de la entrega de medallas, la verdad es que no era consciente de que había ganado una medalla de bronce en unos Juegos, sino que me fui dando cuenta más a la larga. Ahora es cuando de verdad lo valoro y ahora mismo me daría igual hacer el tiempo que fuese solo por ganar una medalla en unos Juegos. Y evidentemente el momento ese de saber que estaban levantando una bandera encima de mí y que estaba representando a España por todo el mundo, es algo tan increíble como inexplicable.



-El año pasado compitió en el Mundial de Natación Paralímpica de México 2017, ganando un total de cuatro medallas de bronce. ¿Qué es mejor: poder decir que es medallista paralímpica o que ha ganado cuatro preseas en el mismo Mundial?

-Obviamente la medalla de los Juegos. No tiene nada que ver unos Juegos con un Mundial, y menos este Mundial. El problema que hubo y que me permitió ganar cuatro medallas y tener esa oportunidad es que se celebró un año después de los Juegos. Y hay que destacar que, en mi caso no tanto, pero el año de después se suele bajar el ritmo de competición. Además, el Mundial en principio era en octubre y al final se celebró en diciembre debido a los terremotos que hubo en México.


Por tanto, el hecho de que un Mundial se retrasase, que es una prueba que esperamos todos, descolocó a muchos países y a muchos técnicos porque es muy complicado volver a reestructurar una temporada entera. Esto provocó que algunos países se dieran de baja y no hubiera tanta rivalidad en el Mundial, ayudándome y dándome esa oportunidad. También es verdad que yo me defendí en muchas pruebas, pero sí que es verdad que tuve más oportunidades por las circunstancias. En cambio, a unos Juegos todo el mundo va con todo porque estás preparándote para ellos durante cuatro años.



-Usted compite en diversas modalidades, ¿pero en qué disciplina se siente más cómoda?

-En un principio me siento más cómoda en 400 metros porque es mi prueba, pero 800 metros también se me da bastante bien porque tiro más al fondo. El problema es que la prueba de 800 no es prueba oficial en los Campeonatos Europeos o del Mundo, ni es prueba oficial paralímpica. No obstante, no dejo de nadarla en mi club, ya que en el Open de Berlín, por ejemplo, sí que puedo nadarla. Al final creo que el 400 metros es mi prueba por excelencia, aunque el 200, aunque no consiga tan buenos resultados a nivel de ranking, también la disfruto muchísimo.


-Ha comentado que su objetivo a largo plazo son los Juegos de Tokio, ¿pero cuál es su próximo objetivo para este año?

-Mi principal objetivo para este año es el Europeo, que lo tenemos en agosto, y quiero volver a subir al pódium. La verdad es que me gustaría ganar plata porque en el anterior Europeo gané medalla de bronce y se me quedó la espinita. Aunque ahora es cierto que me ha aparecido una rival más, por lo que la plata puede que esté más complicada, pero quiero estar en el pódium. Y obviamente si a todo ello le acompañan mejores marcas siempre es bienvenido.



-En 2016 fue galardonada con el premi 9 d’Octubre al mèrit esportiu, además de ser premiada como la Mejor Deportista Absoluta de la provincia de Castellón por la Asociación de Prensa Deportiva de Castellón. Además este año la Diputación de Castellón le va a conceder la Medalla al Mérito Deportivo. ¿Qué siente al recibir todos estos reconocimientos siendo tan joven?

-Me hace mucha ilusión, pero me da pena porque al ganar la medalla en los Juegos, que es algo muy gordo, enseguida me dieron un montón de premios y muchos de ellos son premios que no se dan a la misma persona alguna otra vez de la vida, por lo que pienso que ya se me están acabando las oportunidades para ganar premios. Pero, evidentemente, es algo que me hace muchísimas ilusión.


Al fin y al cabo soy una de las deportistas más jóvenes en conseguir esto, al menos a nivel de la Comunidad Valenciana y, en especial, en Castellón. Entonces eso me hace sentir muy especial porque soy una de las primeras y soy mujer, cosa que también se valora muchísimo. Y evidentemente tengo muy buen trato por todas las distinciones que me dan estos premios, por lo que estoy muy contenta de que se me reconozca porque pienso que nos tienen en valoración y que no nos echan de lado a los paralímpicos, sino que nos integran. Por tanto, me alegra mucho recibir la misma atención de trato tanto en Castellón como en la Comunidad Valenciana.

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